Día 114 l Proverbios 8:20

Según el prólogo del Código de Hammurabi, el papel principal del rey era “hacer que prevaleciera la justicia en la tierra (y) destruir a los malvados y el mal, (y así) para que los fuertes no pudieran oprimir a los débiles” (Pritchard, ANET, 164). Se pensaba que los dioses designaron a Hammurabi con el propósito de vigilar y proteger a su pueblo, especialmente a los menos privilegiados. Sentimientos como este se convirtieron en la base del concepto de justicia del antiguo pueblo del Cercano Oriente: obedecer la palabra del rey para que se suprimiera la maldad y se elevara la justicia.

El Antiguo Testamento modifica el antiguo concepto de justicia del Cercano Oriente al despojar a los reyes de su infalibilidad al proclamar la palabra divina

Aunque algunas de las leyes dentro de la Torá pueden parecer injustas para los lectores modernos, para la audiencia antigua, probablemente fueron progresivas. Por ejemplo, en el Código de Hammurabi, incluso si un buey mata a un awillum (un hombre libre lo suficientemente rico como para poseer una propiedad), no se puede hacer ningún reclamo. Si el buey tiene el hábito de cornear, entonces el propietario debe pagar una multa modesta (Pritchard, ANET, 176). En contraste, en la Torá, si un buey cornea a cualquier hombre o mujer hasta la muerte, el buey debe ser asesinado. Además, si el buey tiene el antecedente de cornear, entonces el dueño puede ser ejecutado (Éxodo 21:28–29). En contraste con muchos otros antiguos códigos de leyes del Cercano Oriente, la Torá valora toda la vida humana, y los hombres y mujeres pobres son valorados tanto como los hombres libres propietarios de tierras.

El sermón del monte. Es indudablemente cierto que no hay ningún otro pasaje en el Nuevo Testamento que contenga una expresión tan concentrada de la ética cristiana de las relaciones personales.

Jesús nos pide que amemos. 4 formas.

Jesús no nos ha pedido nunca que amemos a nuestros enemigos de la misma manera que amamos a nuestros íntimos y próximos. La misma palabra es ya diferente; amar a nuestros enemigos de la misma manera que amamos a nuestra familia no sería posible ni justo. Ésta es una clase de amor diferente.¿Dónde está la diferencia? En el caso de nuestros familiares, no podemos evitar amarlos. Hablamos de enamorarnos; es algo que nos sucede sin buscarlo; es algo que nace de las emociones del corazón. Pero en el caso de nuestros enemigos, el amor no es algo solamente del corazón; es también algo de la voluntad.

Las justicia en la vida cristiana es justicia solamente para una persona que tenga mentalidad espiritual. Para una persona de mentalidad materialista no serán justicia muchas cosas. Las recompensas cristianas son recompensas solamente para los cristianos.

Para una persona mundana, que no Le ha dedicado a Dios ningún pensamiento nunca, el enfrentarse con Dios es un terror y no un gozo.