Día 67 | Proverbios 6:17
רוּם (rum) Sorberbia
- No hay defecto que manche más la imagen que la soberbia
- Sal 120:2 | Libra mi alma, SEÑOR, de labios mentirosos, y de lengua engañosa.
- Sal 31:18 | Enmudezcan los labios mentirosos, que arrogantes
- Salmo 138:6 l Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, Mas al altivo mira de lejos.
- Gálatas 6:1–5: Hermanos, si se sorprende a alguna persona en algún desliz moral, vosotros, los que os mantenéis bajo el control del Espíritu, debéis corregirla con espíritu de amabilidad; y, al hacerlo, tened presente que podíais haber sido vosotros mismos los que hubierais sido tentados. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la Ley de Cristo. Porque, si alguno se considera importante aunque no tenga ninguna importancia, se está engañando a sí mismo con sus propias fantasías. Que cada persona someta a prueba su propia obra, y así cualquier base para el orgullo que tenga, será en relación consigo mismo, y no en comparación con otros. Que cada palo aguante su vela. Traducción Barclay
- Pablo reprende la vanagloria, y da una receta para evitarla. No compararemos nuestros logros con la obra de nuestros semejantes, sino con lo mejor que podríamos haber hecho. De esa manera no encontraremos nunca motivos para vanagloriarnos.
- Pablo conocía muy bien los problemas que surgen en cualquier sociedad cristiana. Los buenos también resbalan.
- La palabra que usa Pablo (paráptôma) no quiere decir un pecado consciente, sino un resbalón como el que podría dar cualquiera en una carretera helada o en un sendero peligroso. Ahora bien, el peligro de los que están tratando de vivir de veras la vida cristiana es que tienen la tendencia de jugar duramente las caídas de los demás.
- Hay un elemento de dureza en mucha buena gente. Hay muchas buenas personas a las que no se puede ir a llorar en su hombro, o confesarle una experiencia de fracaso o derrota; mostrarían muy poca simpatía. Pero Pablo dice que, si una persona da un traspiés, el verdadero deber cristiano es ayudarla a que se ponga en pie otra vez.
- La palabra que usa para corregir suele usarse para realizar una reparación, y también para el trabajo de un cirujano que extirpa un tumor del cuerpo de alguien, o pone en su sitio un miembro roto. Toda la atmósfera de la palabra hace hincapié, no en el castigo, sino en la cura; la corrección se mira, no como un castigo, sino como un remedio. Y Pablo prosigue diciendo que cuando veamos a un hermano caer en una falta haremos bien en decir: «Ése, si no hubiera sido por la gracia de Dios, sería yo».
La humildad de Jesús
- La Biblia enseña que Jesús es el modelo perfecto de humildad. A pesar de ser Dios hecho hombre, no consideró su igualdad con Dios como algo a lo que debía aferrarse, sino que se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, incluso la muerte en una cruz (Filipenses 2:5-8).
- Flp 2:1–9: Por tanto, si hay algún estímulo en Cristo, si hay algún consuelo de amor, si hay alguna comunión del Espíritu, si algún afecto y compasión, haced completo mi gozo, siendo del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos en espíritu, dedicados a un mismo propósito. Nada hagáis por egoísmoa o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás. Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismoa tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre
- Jesús demostró su humildad en muchas maneras, incluyendo su estilo de vida sencillo y su disposición a servir a los demás. Por ejemplo, en el Evangelio de Juan, se describe cómo Jesús se arrodilló para lavar los pies de sus discípulos, un acto que normalmente era realizado por un sirviente (Juan 13:1-17). Este acto simbólico de servicio fue una poderosa demostración de su humildad y amor por los demás.
- Además, Jesús enseñó a sus seguidores que la humildad es una virtud importante en el Reino de Dios. En el Sermón del Monte, Jesús dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:3). La humildad es la clave para reconocer nuestra necesidad de Dios y para depender completamente de él.
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- Barclay, W. (2006). Comentario Al Nuevo Testamento (p. 696). Editorial CLIE.
- Lockman Foundation. (1998). Santa Biblia: la Biblia de las Américas: con referencias y notas (electronic ed., Flp 2:1–9). Editorial Fundación, Casa Editorial para La Fundación Bíblica Lockman.
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