Día 23 | Proverbios 3:7
- Categories Devocional, Proverbios
- Date 28/01/2023
- Hay un vicio del que ningún hombre del mundo está libre, que todos los hombres detestan cuando lo ven en los demás y del que apenas nadie, salvo los cristianos, imagina ser culpable.
- Solo sé que nada sé. Un principio socrático.
- La gracia de Dios derrumba el orgullo.
- El vicio al que me refiero es el orgullo o la vanidad, y la virtud que se le opone es, en la moral cristiana, la humildad.
- Filipenses 2:6-8: Siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz
- Decimos que la gente está orgullosa de ser rica, o inteligente, o guapa, pero no es así. Están orgullosos de ser más ricos, más inteligentes o más guapos que los demás. Si todos los demás se hicieran igualmente ricos, o inteligentes o guapos, no habría nada de lo que estar orgulloso. Es la comparación lo que nos vuelve orgullosos:
- el placer de estar por encima de los demás. Una vez que el elemento de competición ha desaparecido, el orgullo desaparece.
- ¿Qué es lo que hace que un hombre que gane 10.000 libras al año ansíe ganar 20.000 libras? No es la ambición de mayor placer. 10.000 libras le darán todos los lujos que un hombre puede realmente disfrutar. Es el orgullo… el deseo de ser más rico que algún otro hombre rico, y (aún más) el deseo de poder.
- Si yo soy orgulloso, mientras haya otro hombre en el mundo que sea más poderoso, más rico o más inteligente que yo, ese hombre será mi rival y mi enemigo.
- ¿Cómo es posible que personas que evidentemente están devoradas por el orgullo puedan decir que creen en Dios y aparecer ante sí mismas como muy religiosas? Me temo que significa que están venerando a un Dios imaginario.
- Si alguien quiere adquirir humildad, creo que puedo decirle cuál es el primer paso. El primer paso es darse cuenta de que uno es orgulloso. Y este paso no es pequeño. Al menos, no se puede hacer nada antes de darlo. Si pensáis que no sois vanidosos, es que sois vanidosos de verdad.
- Fue a través del orgullo como el demonio se convirtió en demonio: el orgullo conduce a todos los demás vicios: es el estado mental completamente anti-Dios. (Génesis 3)
- La primera mención del temor en la Biblia se relaciona con la desobediencia de Adán. Al pecado siguió el conocimiento del desagrado de Dios y del temor a su juicio (Gn. 3:10).
- El temor es en sí mismo parte del castigo del pecado (Lv. 26:17; Dt. 28:25, 66).
- El temor egoísta descalifica para el deber (Jos. 2:11) y afecta rápidamente a otros (Dt. 20:8). El hombre que en la parábola recibió un talento fracasó en usarlo porque tenía temor (Mt. 25:25). Los temerosos («cobardes» en la RV60) se encuentran entre los que serán excluidos del cielo (Ap. 21:8). La necesidad de valor en el servicio del Señor se enfatiza repetidamente (Jos. 1:7, 9; Jer. 1:8; Ez. 2:6). El temor es conquistado por la fe (Sal. 46:2; 112:7).
- Por otra parte, el uso más característico del término temor, cuando se asocia con Dios, es para indicar un temor solemne y reverencial. El «temor de Dios» es, en efecto, una definición de la verdadera religión en el AT. Es el principio de la sabiduría (Sal. 111:10)
- El secreto de la justicia (Pr. 8:13)
- Posibilita el guardar los mandamientos de Dios (Ec. 12:13)
- Distingue a las personas de las que Dios se agrada (Sal. 147:11). Es un don otorgado por el Espíritu que reposa sobre la vara del tronco de Isaí (Is. 11:2, 3).
- Lucas 18:9–14: También les dijo Jesús una parábola a los que presumían de buenos y despreciaban a los demás: —Dos hombres fueron al templo a orar: el uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo se puso en pie, y empezó a orar de una manera que más parecía que estaba hablando consigo mismo que con Dios: «¡Dios, te doy gracias porque no soy como los demás, que son ladrones, injustos, adúlteros, y menos como ese publicano! Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano, etc., etc.». Pero el publicano se puso al final de todo, y no se atrevía ni a levantar la vista, sino que se daba sinceros golpes de pecho y decía: «Dios, ten misericordia de este pecador que soy yo». Os aseguro —siguió diciendo Jesús— que el publicano se fue a su casa en paz con Dios más que el fariseo; y es que, el que se chulea con Dios se hunde hasta lo más bajo; pero al que es humilde, Dios le tiende la mano y le levanta.
- El fariseo no oraba a Dios si no a sí mismo.
- El fariseo realmente no iba a orar; iba a informar a Dios de lo bueno que era.
- El Republicano se llamaba a sí mismo “El Pecador”.
- Ningún orgulloso puede orar. La puerta del Cielo tiene el dintel tan bajo que no se puede entrar más que de rodillas. W. Barclay.
- La verdadera oración brota cuando colocamos nuestras vidas al lado de la vida de Dios
- La pregunta no es: «¿Soy yo tan bueno como mis semejantes?», sino: «¿Soy yo tan bueno como Dios?»
- Todo depende de con qué nos comparamos. Cuando ponemos nuestra vida al lado de la de Jesús y al lado de la santidad de Dios, todo lo que podemos decir es: «Dios, ten misericordia de este pecador que soy yo.»
Tag:Biblia, Devocional, Oración, Proverbios, Sabiduría, Te, Temor
FORMACIÓN
Licenciado en idiomas / Universidad Popular del Cesar- Egresado con tesis de grado y estudiante perteneciente a semillero de investigación Conservación por la vida.
Magíster en Educación en entornos virtuales de aprendizaje/ Universidad Cuauhtémoc, México.
Diplomado en docencia universitaria/ Politécnico de Suramérica.
EXPERIENCIA
11 AÑOS DE EXPERIENCIA DOCENTE
Docente Universidad Popular del Cesar/ 2019
Docente Universidad Udes de Santander/ 2022
Instructor SENA, Servicio Nacional de Aprendizaje/ 2019
Docente – Instructor, Uparsistem/ 2017
Docente capacitador pruebas SABER/ 2011
Docente investigador, publicación en revista académica indexada.
Director Club de Apologistas 2022/ Creador de contenido