Día 176 l Proverbios 13:15–16

Tanto una baja autoestima como el orgullo son una verdadera molestia para nuestro futuro y para las personas que están a nuestro alrededor.

La persona que se olvida de sí misma es todo lo contrario. Cuando alguien cuyo ego no está hinchado sino lleno recibe una crítica, no lo destroza. La escuchan y la ven como una oportunidad para cambiar. ¿Suena demasiado utópico?

Cuanto más lleguemos a entender el evangelio, más querremos cambiar. ¿No os gustaría ser alguien que no necesita recibir honores, pero que tampoco les tiene miedo? ¿Alguien que no ansía el reconocimiento, pero a quien tampoco le asusta demasiado recibirlo? ¿No te gustaría ser el tipo de persona que, cuando se ve en el espejo o reflejada en el cristal de un escaparate, no admira loque ve pero tampoco se avergüenza? ¿No querrías ser alguien que no se pasa todo el día imaginándose que triunfa y que eso eleva su autoestima, soñando despierto con situaciones en las que queda mucho mejor que los demás? O quizá tiendes a flagelarte y estar atormentado por los remordimientos. ¿No te gustaría librarte de ellos? ¿No te gustaría ser el patinador que gana la medalla de plata, pero que es capaz de maravillarse ante los tres saltos triples que ha hecho el ganador del oro? ¿Que pudieras quedarte embelesado de la misma manera que mirando una puesta de sol? ¿Que simplemente te encantara el hecho de que otro los haya podido hacer? No te importa si el éxito es del otro o tuyo. Da igual si lo has hecho tú o él. Estás contento por lo que han conseguido los demás como si lo hubieses hecho tú porque simplemente eres feliz viéndolo.

continuamos en la misma dirección que va Pablo. Puedo empezar a alegrarme por cosas que no giran en torno a mí.

Mi trabajo no se trata de mí, mi patinaje no se trata de mí, mi historia de amor no se trata de mí. Puedo empezar a disfrutar de las cosas por lo que son. No son cosas que solo sirven para mejorar mi currículum. O para quedar bien en la entrevista de trabajo o en la solicitud para la universidad. O para llenar mi vacío.

¿No te gustaría vivir así? Nos rompe los esquemas. Esta es la humildad según el evangelio, el bendito autoolvido. No pensar mejor de mí mismo, a lo que se nos anima en las culturas modernas, o peor de mí mismo, como se inculca en las culturas tradicionales. Simplementepensar menos en mí.

¿Lo entiendes? El veredicto ya se ha emitido. Y, ahora, yo actúo en base a ese veredicto. Como Él me ama y me acepta, no tengo que ir haciendo cosas únicamente para mejorar mi currículum. No tengo que ir haciendo cosas para quedar bien. Puedo hacer las cosas por el gusto de hacerlas. Puedo ayudar a las personas porque realmente quiero ayudarlas, no para sentirme mejor conmigo mismo ni para llenar mi vacío.

Entonces, gracias a lo que Jesús ha hecho, Dios me ve más valioso que todas las piedras preciosas y su opinión es la única que me importa.Pídele a Dios que te ayude a desarrollar una humildad verdadera

según el evangelio y a vivir la libertad del autoolvido