רָעֵב (raéb) Hambre
La aclamada película extranjera Three Seasons [Tres estaciones] presenta una serie de historias de la vida en Vietnam luego de la guerra.
Una de las historias es sobre Hai, un conductor de ta triciclo (un carro de culí), y Lan, una hermosa prostituta. Ambos tienen deseos profundos e insatisfechos. Hai está enamorado de Lan, pero no puede pagar la tarifa que ella exige. Lan es muy pobre y anhela vivir en el hermoso mundo de los hoteles elegantes donde trabaja, pero donde nunca pasa la noche. Espera que el dinero que gana con la prostitución en cambio sea su medio de escape, pero en cambio el trabajo solo la somete al maltrato y la esclaviza.
Entonces Hai entra en una carrera de triciclos y gana el primer premio. Con el dinero, lleva a Lan a un hotel, paga la noche y le paga su tarifa. Entonces, para sorpresa de todos, le dice que solo quiere verla dormir. En vez de usar el poder de su riqueza para tener sexo con ella, lo usa para comprarle un lugar en el mundo normal por una noche, para cumplir el deseo que tenía de pertenecer allí. Para Lan, esa gracia es profundamente inquietante. Al comienzo piensa que Hai hace esto para controlarla. Cuando es claro que está usando su poder para servirle en vez de usarla, esto comienza a transformarla, haciendo imposible que vuelva a una vida de prostitución.
Jesucristo, que tenía todo el poder en el mundo, vio que estábamos esclavizados por las mismas cosas que pensamos que nos iban a liberar. Entonces, se despojó de Su gloria y se convirtió en siervo (Filipenses 2). Dejó de lado las infinidades e inmensidades de Su ser y, aunque le costó la vida, pagó la deuda por nuestros pecados y nos compró el único lugar en que nuestros corazones pueden descansar: la casa de Su Padre.
Saber esto nos transformará de adentro hacia afuera, así como el amor abnegado de Hai lo hizo por Lan. ¿Por qué no querrías ofrecerle tu ser a alguien así? El amor abnegado destruye la desconfianza hacia Dios en nuestros corazones.